viernes, 22 de agosto de 2008

Derrotamos el intento de convertir al Encuentro en foro de la patronal agraria

El propósito de un sector de la Comisión Organizadora de que el Encuentro Nacional de Mujeres fuera un escenario unánime de apoyo a la patronal sojera fracasó estrepitosamente. En cambio, los diarios reflejaron que "El conflicto del campo causó divisiones en el Congreso de Mujeres de Neuquén" (Diario de Río Negro, 17/8).
Las maniobras por encarrilar al movimiento de mujeres detrás del capital agrario, de espaldas al conjunto de las participantes y con métodos de patota, provocaron indignación y repudio. Esto obligó al PCR, a las llamadas Mujeres en Lucha y a las patronas rurales a doblar sus banderas en la marcha, a comerse solas las manzanas del Alto Valle y a fingir demencia en los talleres, desmintiendo tanto su actitud faccional dentro de la Comisión Organizadora como las golpizas perpetradas ante los ojos de unas 3.000 mujeres en el acto de apertura.
En los talleres, muchas se burlaron de la versión "oficial". "Si todo el país se dividió por este tema, y sabemos bien que ustedes apoyan al campo, ¿cómo pretenden decir que acá estaban todas de acuerdo?", preguntó con lógica implacable una feminista cordobesa. El rechazo a la violencia y a la censura de parte de la CO recorrió todo el Encuentro, y el PCR abandonó el acto de cierre apenas se eligió como sede Tucumán, antes de la lectura de las conclusiones, para evitar que sus bases constataran la extensión y masividad de la repulsa.
La faccionalización de la Comisión Organizadora propició discusiones de alto voltaje político de los talleres. ¿Es posible arrancar el aborto legal apoyando al gobierno de Kirchner-Ocaña? ¿Y apoyando al frente patronal rural-Carrió-Bergoglio? ¿Se puede luchar contra la trata subordinándose a alguno de los dos bloques patronales, que votaron juntos la ley de promoción e impunidad para la trata de personas? ¿Acaso los prostíbulos no proliferan en el cordón sojero, en el petrolero, para mayor lucro de la industria turística, con la anuencia de gobernadores opositores u oficialistas, y del gobierno nacional? ¿Se puede luchar contra el tráfico de bebés del bracete de Bergoglio? ¿Y del bracete del kirchnerismo, que les garantiza impunidad? La lucha contra la violencia hacia la mujer ¿tiene algún destino subordinada a los cómplices de violadores y asesinos? La innegociable lucha por la libertad de Romina Tejerina ¿puede organizarse sin enfrentar al PJ jujeño y al obispo que la coacciona para que se "arrepienta y acepte su condena"? ¿Y sin enfrentar al gobierno que la mantiene presa? Las trabajadoras ¿podemos defender los salarios y las jubilaciones sin absoluta independencia de los patrones de uno y otro bando y de sus correlatos políticos? ¿Acaso ambos sectores patronales no impulsan los tarifazos? Los "testimonios" personales, el desgarrado relato de las condiciones de vida de muchas participantes se cruzó, incesantemente, con la individualización de los responsables políticos y con el infaltable rol de la Iglesia, verdugo de las mujeres y la juventud.
El bloqueo mayor se dio en los talleres de trabajo rural, que sesionaron el sábado sin trabajadoras rurales, porque la "comisión organizadora" les impidió el ingreso a aquellas que no controlaban. El domingo, cuando las compañeras impusieron su presencia, lo llenaron de chacareras, del mismo modo que al taller de originarias. "Acá estamos por recuperar nuestras tierras, las que nos roban ustedes", les espetó una compañera a las ‘chacareras'. Era inviable convencer a las trabajadoras de que debían cerrar filas con quienes las someten a jornadas interminables, a pagos en especie y explotan a sus hijos desde la primera infancia. Miserablemente, el PCR obligó a mujeres campesinas de su contingente a elogiar en una letanía a sus patronas.
Las compañeras del Plenario de Trabajadoras fuimos perseguidas sin descanso por la Comisión Organizadora, defensora del bloque oligárquico clerical, y por sus socias de La Revuelta. Interrumpían nuestras intervenciones: las independientes nos ayudaron a ponerles freno. Intentaron evitar que distribuyéramos nuestros volantes: vendimos un millar de periódicos en un Encuentro en el que no había más de 6.000 mujeres. Intentaron que nadie viera la obra Nenina, porque la actriz integra el Plenario de Trabajadoras, trasladándola repentinamente de sede a horas de la exhibición.
Nada fue suficiente: la voz de las trabajadoras y estudiantes socialistas se impuso con firmeza por la fuerza de sus argumentos y, sobre todo, porque el Plenario de Trabajadoras está ligado a todas las luchas de la mujer explotada. La pretensión de mostrarnos como un aparato ajeno al movimiento de mujeres fracasó una y otra vez. Las mujeres del Plenario de Trabajadoras y del Partido Obrero somos parte y protagonistas de los Encuentros, de la lucha por el aborto legal, de la lucha contra la trata, de la lucha contra el hambre, de la lucha por el salario y contra el gobierno y la burocracia sindical. Las mujeres que llegaron a Neuquén -hartas de ver cómo retroceden sus derechos y sus condiciones de vida- estaban ávidas de discutir de política y de buscar una salida. El movimiento de mujeres madura al mismo ritmo en que se descomponen los aparatos que intentan controlarlo.
Olga Cristóbal

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