miércoles, 29 de febrero de 2012

JORGE CORSI, UN VIOLADOR

La ley y el poder. Las relaciones entre la perversión personal y una sociedad que promulga el goce como único horizonte

   En los últimos tiempos están apareciendo en la prensa nacional e internacional noticias sobre agresiones sexuales a niños y jóvenes. Son solo la punta del iceberg de lo que realmente ocurre, muchas de ellas no trascienden y la mayoría, por lejos, no tienen condena judicial.

   En Argentina, el psicólogo y especialista en violencia familiar Jorge Corsi fue encontrado culpable de abusar sexualmente a un menor de edad y deberá cumplir una leve pena que puede quedar reducida a un mes de prisión de cumplimiento efectivo.

   El abogado y la familia del menor estuvieron de acuerdo porque entienden que al no haber debate oral se evitó una revictimizacion del menor.

   En los medios universitarios donde el profesor Corsi desarrollaba su tarea docente, sus textos se continúan leyendo, estudiando y circulando.

   Según la denuncia, el menor sufrió distintas prácticas sexuales idóneas para desviar de tal modo su libre crecimiento psicosexual. Por supuesto no es más que uno de los tantos casos.

   Si este caso interesa no es solo por que está en juego el desarrollo humano de los involucrados en particular sino que refleja y compromete a la sociedad en su conjunto.

   Cuando sujetos como Corsi se arrogan el derecho de violentar a un joven o niño, ¿están hablando solamente de sus conciencias, sus inconcientes, sus modelos identificatorios? Por la repulsa que suscitan en la sociedad parecería que si, quedando confinados como demonios de un goce particular, perverso.

   Pero cuando se repite tantas veces y cuando la pena judicial es asombrosamente leve la sociedad se inquieta (o debería hacerlo) y comienza a interrogarse.

   Cuando el profesor Corsi sedujo y penetro sexualmente al joven, era porque su placer estaba del lado de una elección de objeto sexual que le daría mas placer carnal o lo que buscaba era el terror, la indefensión y el poderío absoluto?

   Cuando los pederastas y violadores atacan a sus victimas, así sea con seducción, es el mero goce de la carne o esta en juego lo peor del simbolismo que esta sociedad machista, ha desarrollado desde sus entrañas?

   En estos casos no se trata de un vínculo consensuado, sino del ejercicio del poder, de abusar del partenaire. No se entiende lo que genuinamente esta en juego en las relaciones sexuales.

  Desde del psicoanálisis podemos decir que en todo acto de disparidad de poder sexual, de no responsabilizarse ante el hecho, lo que esta en juego es llevar a la victima al mas allá del placer. Se lleva a la victima a la vergüenza, a la culpa, a la desviación de lo que libremente ese proyecto humano, me refiero al niño, podría dar. En este caso el episodio de la violación se conoció luego que el niño hiciera un brote psicótico.

   Llevar al otro mas allá del placer hace que la vida humana ya no valga la pena, o sea un remedo de lo que vale la pena. Es lo que constantemente esta sociedad realiza.

   El concepto del más allá del placer es un concepto de la teoría sicoanalítica y sintéticamente significa la degradación de la vida humana de todas sus posibilidades de realización.

   Por supuesto el profesor Corsi es un extremo vergonzoso del arco infinito de la violencia social. Ejemplos de violencia social emparentados con violencia individual llenan las noticias todos los días.

   Un ejemplo de ello es el asesinato de Soria, el gobernador de Río Negro. Toda la sociedad esta atónita ante el crimen de Río Negro, donde en lugar de ser penalizada una conducta criminal, la de la esposa del gobernador, acude todo el poder en auxilio de la autora del crimen.

   ¿No son estas conductas, donde la ley se violenta y se burla, las que van a dar luego en el imaginario colectivo una sensación visceral de que todo se puede? De que la ley es solo el poder?

   Cuando en la búsqueda de placer se termina el conocimiento y el reconocimiento del otro y se va a solo la descarga pulsional se esta hablado de una sociedad en la cual el objeto de goce no es mas que eso. Un objeto de descarga.

   Al otro no se lo inviste, no se lo bruñe y fundamentalmente no se lo ama. No se lo considera.

   En psicoanálisis decimos que solo el amor hace decaer el goce salvaje en deseo.

   Una vida humana sin goce seria miserable, pero tener solo al goce como horizonte revela el peor aspecto humano. El perverso no es inhumano porque no es una conducta animal, pero es el aspecto mas degradado de la condición humana.

   Es el resultado de querer avasallar al otro.

   Perversos sexuales siempre hubo y estarán presentes en todas las culturas, pero la sociedad capitalista, con su doble discurso y su veneración del goce avasallante del otro es el caldo de cultivo donde violadores como Corsi pueden burlarse de condenas tan pequeñas con las cuales la sociedad hace el remedo de defenderse.

   ¿Que piensa Corsi cuando sabe que en la Universidad se siguen leyendo sus libros?

   ¿Le recorre un estertor de placer?

   ¿En que piensa la comunidad psicológica cuando recomienda sus libros?

   Hubo un tiempo, el del comunismo primitivo, en el cual la sociedad no estaba dividida en clases y el bien individual era exactamente igual al bien general. Cuando el bien general se violentaba, el consejo comunal sancionaba la falta. No hacia falta policía ni ejercito. La nobleza de ese tiempo pasado nos invita a terminar con esta sociedad que apuesta al goce desenfrenado, a la veneración del objeto por el objeto mismo, sea el oro, sea la descarga pulsional sin consentimiento de la pareja. En fin, ese tiempo pasado nos llama a inventar otro.

   ¿De donde saldrá el yunque que rompa esas cadenas?

Lidia Deutsch Psicoanalista

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