martes, 20 de octubre de 2009

XXIV Encuentro Nacional de Mujeres


TALLERES DE EDUCACION
A "confesión" de partes...
Los talleres de Educación fueron otro botín preciado por la Iglesia para tratar de quebrar desde adentro el Encuentro. En la comisión 42.1, veinticinco mujeres debatíamos los problemas de la educación frente a la crisis capitalista, el rol de la burocracia, la lucha contra el gobierno, el apoyo a la lucha de Terrabusi y contra el golpe en Honduras, la necesidad de un plan de lucha nacional por salario, presupuesto y condiciones laborales. La primera jornada terminó con un intenso debate, donde las “creyentes” eran, hasta ese momento, la minoría y un importante número de mujeres no intervenía.
Cuando faltaba un rato para finalizar las conclusiones, las “mudas” desataron una intervención como simples mujeres, comprometidas docentes, buenas amas de casa y una batería clonada de argumentos a favor de la educación religiosa y sexual “integral” (cuerpo, alma y amor) con valores morales, dirigida por las familias y orientada por la Iglesia. Y una defensa férrea de la educación privada, subsidiada por el Estado. Ahí descubrimos que eran mayoría desde el principio.
Denunciamos la intervención organizada de la Iglesia en todas las comisiones, con patotas policiales y punteros. Y planteamos dejarlo escrito en las conclusiones: “Fuera el Estado, la Iglesia y el aparato represivo del ENM”. Las mujeres del PCR intentaron, sin éxito, modificar las expresiones y pretendieron “consensuar” las partes. Desesperadas, elaboraban textos “alternativos” que dejaran a todas “contentas”, en los que no apareciera la palabra “iglesia”.Lo peleamos, lo impusimos. Las representantes clericales fueron a fondo ante el rastrero rol de las defensoras de la patronal rural y cómplices de la Iglesia: “Defendemos y agradecemos a la Iglesia católica que nos formó y nos preparó para participar en este Encuentro”.
A pesar de que el PCR procuró hasta el final que no quedara huella alguna de su complicidad con la Iglesia enemiga de las mujeres, las conclusiones (que les hicimos firmar) son una prueba irrefutable de su intervención conjunta con el clero.
Patricia Jure



"Quedó perfectamente claro el rol de la Iglesia"
Entrevista a Guadalupe Soria Rivero, unas de las delegadas destacadas del movimiento de trabajadores autoconvocados de la salud de Tucumán, e impulsora del movimiento de trabajadoras autoconvocados.
- Estuviste en el taller cuya temática era la salud. ¿Qué conclusiones sacaron?
- Fue importante el debate, porque vimos que en otras provincias hay situaciones similares a las que atravesamos en Tucumán e incluso en otros países, pues en esa comisión había una delegación de Paraguay. En ese taller intervenimos seis compañeras delegadas autoconvocados de Tucumán, explicamos nuestra experiencia de lucha, los sacrificios que implica la lucha, la intransigencia del gobierno, pero confiamos en que con firmeza y con el apoyo solidario de otros trabajadores vamos a triunfar.
- Fuiste oradora en el acto de apoyo a los trabajadores de Terrabusi...
- Para mí fue una experiencia muy importante, con un salón repleto de compañeras que cantaban a favor de esa gran lucha. Realmente me emocioné, más aún al escuchar cómo se han organizado para llevar adelante la lucha, la extraordinaria solidaridad que ha despertado en todo el país. No pude entender por qué, en un momento dado, se insistió en que se bajaran las banderas, pero no me pareció correcto. En un momento sentí que debía transmitir el saludo y brevemente las experiencias de nuestra también gran lucha de los autoconvocados y humildemente, creo que lo pude hacer.
- Tuvieron los autoconvocados la oportunidad de encabezar la gran marcha.
- Sí, aunque tuvimos que dar una pelea política para poder hacerlo pues un sector se había puesto en la negativa no sólo de que estuviéramos entre los sectores que encabezábamos, sino incluso que desplegáramos el cartel que decía simplemente "Trabajadoras de la salud autoconvocadas". Fue una marcha imponente como muy pocas veces se ha visto en Tucumán.
- Y al final fuiste oradora del acto que el Plenario de Trabajadoras y la Fuba realizaron frente a la Casa de Gobierno.
- Efectivamente, fue una tribuna compartida, en algún caso con sectores conocidos, porque el Plenario de Trabajadoras se hace presente siempre en la marchas de la salud, y en el caso de la Fuba, siempre nos informamos de su accionar solidario con las luchas populares y de los trabajadores.
- ¿Querés agregar algo más?
- Sí. Fue una experiencia extraordinaria ver como miles y miles de mujeres se organizan en la lucha por sus derechos. A una la llena de energía para continuar en la lucha. Por otro lado, fue también una extraordinaria experiencia comprobar los obstáculos que tenemos que superar para avanzar en nuestras luchas. Quedó perfectamente claro el rol de la Iglesia que jugó todos sus recursos para abortar el Encuentro, para difamar a las compañeras que sacrificadamente vinieron a Tucumán, armaron todo tipo de provocación acoplado al gobierno que prestó la policía para amparar todas esas provocaciones. Nuestro movimiento de trabajadoras autoconvocados es incipiente y tiene que superar estas limitaciones, pues el clero está metido en nuestra lucha, no sólo porque dirige la mediación con el gobierno, sino porque hay un sector de delegados y delegadas que representan los intereses del clero e hicieron lo imposible para impedir que nuestra lucha fuera al Encuentro a través de fuertes delegaciones de compañeras



Municipales de Jujuy, en la columna del Plenario de Trabajadoras
Dos días de discusión entre delegadas antiburocráticas, marcando el camino, señalando la fortaleza de desafiar a la policía, a la burocracia y a las patronales. Tuvimos una divisoria de aguas: la delimitación de la Iglesia, su repudio y la bandera del derecho al aborto. Las más aguerridas defensoras de nuestras posiciones fueron las Municipales de Jujuy: “vos sos la Iglesia”, le gritaron a una de las dos PCR tapadas en el taller.
Votamos a mano alzada y nos aplaudimos. Las invitamos al acto del PO y cuando pensamos que las habíamos perdido en la marcha, ellas encontraron la marea naranja del Plenario de Trabajadoras y con una seña nos pidieron marchar en nuestra columna. Las Municipales jujeñas encontraron en el PDT el abrazo fuerte y el programa firme de las mujeres contra la Iglesia, contra la Rural, y por el aborto legal.
C.R



Cientos de delegadas debatieron un programa para las trabajadoras
Había dos aulas previstas para Mujer y Sindicatos. Hubo que habilitar seis más para que deliberaran más de 400 delegadas y activistas sindicales antiburocráticas, llegadas de todo el país. En uno, dice una compañera, “la cantidad de mujeres era incalculable, había muchas sentadas afuera”. No es la primera vez que hay muchas delegadas en el Encuentro, pero nunca tantas eligieron los talleres sindicales.
En Tucumán, como ocurrió en los últimos encuentros, las burocracias sindicales prefirieron no exponerse a confrontar con las luchadoras. Sólo había una pequeña delegación de CTA interesada en discutir la Constituyente Social. La Iglesia también las debe considerar causa perdida: ni se acercó. 7 de los talleres repudiarion por unanimidad la militarización de ciudad y la presencia de la Iglesia (“las queremos fuera del Encuentro para poder debatir”) y se exigió que la Comisión Organizadora desconozca los talleres controlados por el clero. Sólo en uno surgió una posición minoritaria “contra cualquier acción patoteril”.
Todos los talleres repudiaron la represión a las luchas populares y llamaron a movilizarse con los y las trabajadoras de Terrabusi y de Autoconvocados de la Salud de Tucumán. Junto con la denuncia a “la connivencia de la burocracia de la CGT y ‘el hacer aguas’ de la CTA”, las mujeres firmaron masivamente por la restitución del Suteba La Plata a su dirección y contra el fraude de Yasky-Baradel.
Las compañeras exigieron salario igual a la canasta familiar y la reapertura de paritarias. Subrayaron la necesidad de defender las nuevas comisiones internas y cuerpos de delegados, “que deciden en asamblea, luchando por la recuperación de los sindicatos; enfrentando a las patronales, al gobierno y a los sindicatos traidores”. Se destacó la importancia de las Comisiones de Mujeres y Familiares –en varios había compañeras de Terrabusi y de Cive– para fortalecer los conflictos contra las suspensiones y despidos. “Nos quieren hacer pagar su crisis, mediante la violencia física, psicológica, económica, moral y sexual en los distintos ámbitos, la precarización, la extensión de la jornada, la tercerización, la precarización, el quite de aportes jubilatorios y de obra social, los bajos salarios”, dice una de las conclusiones.
El debate incluyó el conjunto de las reivindicaciones de las explotadas: el reclamo de tierra y vivienda, del derecho al aborto, la denuncia de la impunidad y el gatillo fácil, y la complicidad del poder con la trata y los narcos. Las violencias contra la mujer “son un problema político y social producto de la descomposición capitalista”, indica una de las conclusiones.
En general se votó, como es propio de la clase trabajadora, y se rebatió airadamente a las defensoras del consenso. El número de participantes y el tenor de las resoluciones expresan una maduración política del Encuentro, impulsada por trabajadoras que toman cada reivindicación en sus manos.
Olga Cristóbal (sobre el informe de las compañeras)

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