Otro avance científico que el gobierno y las empresas farmacéuticas alejan del pueblo
Datos
Esta vacuna da inmunidad para protegerse del HPV (virus del papiloma humano). Si bien la mayoría de los tipos de HPV no tienen consecuencias graves, el 99,7% de los cánceres de cuello de útero se vinculan con la infección por papiloma virus humano; es la mayor causa de cáncer cérvicouterino.
En la Argentina, la incidencia de cáncer cervical es de 32,5 mujeres por cada 100 mil habitantes, y el promedio sube notoriamente en poblaciones rurales. Es la primera causa de muerte por tumores malignos en la mujer en algunas provincias del norte. Por año, de cada 100 mil mujeres, 10 mueren por cáncer de cuello uterino en la provincia de Buenos Aires; es la segunda causa de muerte de mujeres con cáncer. La totalidad de la mortalidad por cáncer de cuello llega a 6,7 por cada 100.000 mujeres cada año; la mayoría de los casos no se detecta a tiempo.
La vacuna no da inmunidad 100% al cáncer de cuello de útero, pero sí la genera para dos cepas oncogénicas que son las que generan el 80 por ciento de los casos de este tipo de cáncer. Si vacunáramos a todas las mujeres de entre 12 a 26 años (no infectadas por el virus del HPV) estaríamos reduciendo en un 80 por ciento las probabilidades de que sufran este cáncer.
Al tener en cuenta estos datos, llama la atención que se desarrolle una campaña publicitaria y no una masiva campaña de vacunación.
¿Y Ocaña?
La ministra de Salud, Graciela Ocaña -conocida por todo el movimiento de mujeres, no por ser mujer sino por ser una de las caras visibles de un gobierno que se viste de mujer pero no defiende nuestros derechos-, ha lanzado un Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cérvicouterino. ¿Qué incluye este programa? Realizará 85.000 análisis de PAP por año, implementándose primero en las provincias que tienen un mayor índice de mortandad por este cáncer (Misiones, Salta, Formosa, Chaco y Jujuy). También propone metas -como que todos los laboratorios de los hospitales tengan controles de calidad interno y externo de los análisis efectuados y que el 80% de las mujeres mayores de 64 años sin cobertura de salud de las provincias prioritarias se haya realizado por lo menos un Papanicolaou en su vida- ¡para 2011!
¿Tenemos que esperar al 2011 para que los hospitales públicos estén adecuadamente provistos y con la cantidad de médicos adecuada para hacer un PAP? ¿Tenemos que esperar al 2011, todavía, para que las mujeres nos hayamos hecho aunque sea un PAP en nuestra vida?
Y eso sólo para las cinco provincias mencionadas; el gobierno nacional y popular lanza campañas de salud y no las garantiza para toda la población.
Cómo se explica que Ocaña lance una campaña en contra del cáncer cérvicouterino sin tener en cuenta la existencia de esta vacuna, y sin incluirla en la misma. Está claro que ella puede vacunarse, pero también está claro que no quieren invertir en la salud de las mujeres, de las mujeres ni de los hombres, que todo lo que implique un gasto mayor no es salud. ¿No es necesario, o no nos lo merecemos los trabajadores?
Salgamos a pedir la gratuidad de la vacuna, denunciemos los negocios del capital y del gobierno con nuestra salud. La ciencia no es un negocio, debe estar al alcance de todos.
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