¡Basta de Violaciones!
La pirámide del delito y la inseguridad empieza arriba
En las últimas semanas se conocieron nuevos casos de violaciones y abusos en la zona norte de la Capital con epicentro en el barrio de Núñez. Este barrio aparece ante los medios como el foco que concentra las violaciones, aunque los casos se repiten en toda la ciudad de Buenos Aires y el conurbano y sólo una pequeña proporción de ellos son denunciados. Ante lo que aparece como una “nueva oleada” de ataques, abusos y violaciones, la policía se propuso un reforzamiento de la vigilancia en la zona, en el marco de una lluvia de acusaciones a las comisarías más cercanas por inacción.
En el último caso conocido esta semana, en el barrio de Belgrano, el abusador fue liberado horas después de ser detenido, a pesar de haber sido reconocido por la víctima y los testigos y de haber admitido cometer el abuso aunque, aclara, sin que se trate de un intento de violación. Los datos son alarmantes: cada hora y media se denuncia una violación contra una mujer o una criatura. Mientras tanto, violadores y abusadores son amparados por la policía y absueltos por la justicia.
El adelantamiento electoral ha puesto como eje la cuestión de la seguridad tanto en la campaña de los Kirchner y Scioli, como de la “oposición” encarnada en De Narváez y Macri. Ninguno de estos dos planteos considera los casos de violencia hacia la mujer y su máxima expresión, es decir, los casos de violaciones. La agenda de los candidatos del oficialismo y la oposición sojera no admiten preocupación ni alarma por las cientos de mujeres violadas al año ni por las seiscientas desaparecidas en el mismo período en manos de las redes de trata. ¿No tienen nada para decir al respecto? No quieren decirlo: la violencia hacia las mujeres es funcional al sostenimiento de un aparato policial corrompido y a las complicidades del poder político y judicial. El gatillo fácil, las zonas liberadas, los violadores en la calle, la existencia de las redes de trata son los indicadores de que la pirámide del crimen y de la inseguridad empieza muy arriba. No sólo con la policía, también con la “sociedad” de ésta con punteros e intendentes, cómplices en la protección del delito. Y no sólo con el poder político, ya que el dinero que generan estos delitos tiene que ser lavado para cerrar el circuito de estos negocios alevosos. Los casinos y los bancos son los lugares más utilizados para lavar el dinero generado por la droga, el paco y la trata de mujeres y niños para la explotación sexual. Con más o menos efectivos en la calle, las mujeres seguimos siendo víctimas de violadores y abusadores que actúan a la vista de todos los poderes del Estado.
¡Las mujeres decimos basta! Para terminar con la inseguridad y las violaciones no alcanza con la cárcel a los violadores. También es necesario:
Destituir y desmantelar a las cúpulas corruptas de la Policía y de la Justicia.
Que los jueces se elijan sobre el voto popular para que rindan cuentas ante el pueblo.
Que las asambleas barriales y vecinales a través de delegados electos ejerzan un control abriendo los libros de guardia de las comisarías, sus partes diarios y sus rondas.
Conformemos, en oposición a la Bonaerense y a la Federal, una nueva función ciudadana, responsable ante la población con sus miembros seleccionados y electos por organizaciones vecinales, gremiales, sociales, de derechos humanos.
Vale de Belgrano (Plenario de Trabajadoras).
pdt.belgrano@gmail.com
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